DAVINI, María Cristina: Programación de la enseñanza. Cap. 8 (Fragmentos)
Fragmento pp. 167, 168: “Como acción intencional, comprometida con propósitos de transmisión cultural, dirigida a sujetos concretos en formación y al logro de resultados de aprendizaje, la enseñanza no puede ser improvisada. Por más creativo y experimentado que sea el docente, es necesario que programe previamente el desarrollo de las acciones. Programar la enseñanza facilita:
• Las decisiones del profesor
en la construcción de su propuesta y en la elaboración de la estrategia de
enseñanza, adecuándola a los alumnos y al contexto particular, y buscando la
congruencia entre los propósitos y los medios.
• La anticipación de las
acciones, organizando los contenidos, las metodologías y actividades de los
alumnos, así como seleccionando los recursos y herramientas del ambiente de
enseñanza.
• Hacer comunicable a los otros
las intenciones educativas y las actividades.”
Fragmento p. 168: “El
punto de partida para cualquier programación específica es el plan de estudios
o currículo oficial, en el que se define, estructura y organiza la propuesta
educativa. De este modo, las escuelas o las instituciones de enseñanza
solicitan a los profesores que programen la enseñanza, como modo de coordinar
la enseñanza y asegurar su coherencia con los planes de estudio. (...) El plan
de estudios es el punto de partida y marco general, pero no es una camisa de
fuerza ni un reglamento de obligaciones. El profesor tiene muchos espacios
propios de decisión dentro de un marco general, considerando sus enfoques, su
filosofía de la enseñanza y los modos que plantea para realizarla. Programar
anticipadamente facilita la reflexión acerca del para qué, el qué y el cómo
concretar sus intenciones, así como las maneras para adecuarlas a las características
de los alumnos y a los contextos particulares. Una vez concretada su
programación, ésta se constituye en una propuesta pública, es decir, posible de
ser comunicada a los estudiantes y al colectivo de los docentes.”
Fragmento pp. 169, 170:
“Existen al menos dos niveles en la programación de la enseñanza que realizan
los profesores:
La planificación general constituye el primer mapa y mantiene el
mayor vínculo con el plan de estudios o currículo institucional. Su función es
definir las principales ideas reguladoras de la enseñanza y organizar los
núcleos o unidades de contenido. (...) De esta forma, la planificación expresa
las ideas y decisiones centrales que regularán las prácticas y adquiere un
estado público comunicando las intenciones educativas y las formas de
realizarlas.
La programación propiamente dicha desarrolla los núcleos del plan
y organiza la enseñanza. Cualquiera sea la modalidad de programación que se
adopte, el hecho de programar la enseñanza implica:
• Clarificar los propósitos
educativos y definir los objetivos de aprendizaje específicos.
• Organizar los contenidos.
• Diseñar la estrategia
particular de enseñanza, apoyándose o integrando aportes de distintos métodos,
pertinentes para los objetivos planteados.
• Diseñar una secuencia de
actividades de aprendizaje y su distribución en el tiempo, incluyendo las
formas de seguimiento y evaluación.
• Organizar el ambiente,
seleccionando los materiales y los recursos.”
Fragmento p.170: “Cada
uno de los componentes guarda una estrecha relación y congruencia con los
otros; su definición en la programación no es lineal, sino que es
interdependiente; cada uno de los componentes incide o modifica a los otros. Si
bien los propósitos y objetivos tienen un papel orientador hacia los otros
componentes (hacia dónde se quiere ir y qué se quiere lograr), el desarrollo de
un programa incluye un "ir y venir" entre los mismos, y no es forzoso
definirlos previamente a la organización de los contenidos. (...) Un programa
de enseñanza no debe entenderse como algo fijo, sino como una previsión y una
explicitación de lo que se busca, comunicable, flexible y comprensible para
todos (alumnos, padres, otros docentes) identificando motivos, propósitos y
medios.”
Fragmento p. 171: “Reflexionar y analizar qué se busca con
la enseñanza particular, y definir qué aprendizajes se espera que los alumnos
logren, constituye uno de los marcos de referencia para organizar y diseñar la
enseñanza; permite al profesor clarificar sus intenciones al enseñar determinados
contenidos y los aprendizajes que busca facilitar.
Es importante recordar que una
enseñanza es siempre una relación entre quien enseña y quienes aprenden. De
este modo, los dos actores están presentes en esta primera definición, como dos
caras de una misma moneda:
• Los propósitos expresan las
finalidades formativas o intenciones educativas del profesor a la hora de
organizar su propuesta de enseñanza.
• Los objetivos expresan los
aprendizajes que se espera que los alumnos alcancen (asimilación de conocimientos,
cambio conceptual, capacidades para la resolución de problemas, transferencia a
las prácticas, trabajo cooperativo, habilidades, destrezas, etcétera).”
Fragmento p.181: “La
programación no debe ser entendida como un instrumento rígido. Por el
contrario, un programa es siempre una hipótesis de trabajo que debe ser puesta
a prueba en la enseñanza. Sus propuestas se modifican y enriquecen a lo largo
del desarrollo de las tareas, cuyos resultados son siempre abiertos e
imposibles de encerrar en una programación. No obstante, programar la enseñanza
es indispensable para asegurar una buena marcha de las actividades y orientar
sus logros. De este modo, el programa es un instrumento de trabajo permanente
de los profesores”.
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